CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) dio a conocer que el 48% de las niñas, niños y adolescentes no acompañados en contexto de migración que cruzan nuestro país rumbo a Estados Unidos lo hacen por motivos de violencia; el 29% por razones económicas, desigualdad social y pobreza, y el 23% restante porque intentan reunirse con su familia.

La mayoría de esos menores migrantes, precisó, tienen edades de entre 12 y 17 años.

De acuerdo con el Quinto Visitador General de la CNDH, Édgar Corzo Sosa, en 2014 fueron detenidos en México 10 mil 943 menores de edad en condición de migración; en 2015 la cifra ascendió a 20 mil 368, un año después sumaron 17 mil las detenciones, y hasta el 31 de mayo pasado había 2 mil 652 detenidos.

Corzo aclaró que el flujo migratorio de niños sigue siendo el mismo, aunque en 2014-2015 se note un incremento en las detenciones y en 2016-2017 haya un decremento. Eso no quiere decir que haya disminuido la cantidad de menores migrantes, sino que puede ser que no fueron detectados y por lo tanto no se les detuvo, señaló.

El Quinto Visitador, quien recientemente participó en el Foro “Los Derechos de la Infancia y la Adolescencia en México y la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible”, organizado por la CNDH y la Organización Internacional ChildFund, hizo un llamado a reconocer la obligación de las instituciones de los Estados nacionales para asegurar que a las niñas, niños y adolescentes migrantes se les proporcionen cuidados y asistencia especiales, fundamentales para su protección, desarrollo y supervivencia.

Asimismo, recordó que la CNDH se ha pronunciado porque sean las procuradurías de Protección de cada entidad federativa y federal, y no el Instituto Nacional de Migración (INM), las que determinen el interés superior de la niñez, con el señalamiento que haga la Procuraduría federal.

De igual manera, explicó que las acciones que de manera eufemística llevan por nombre rescate, salvamento o presentación, para la CNDH son en efecto detenciones de niños migrantes.

El INM, subrayó, no debe hacer ningún cambio estructural en sus instalaciones para tratar de albergar a la niñez migrante no acompañada, sino buscar inmediatamente centros de asistencia social.

Aunque aceptó que no hay suficientes albergues y en ocasiones su cupo es limitado, manifestó la necesidad de saber con cuántos de esos lugares se cuenta, pero también conocer el perfil de las personas que los atienden, “aspecto que debe ser altamente cuidado porque los infantes migrantes padecen múltiples circunstancias de vulnerabilidad”.

Una mala práctica, agregó, es cuando el menor de edad solicita refugio, y la Comisión Mexicana de Ayuda a refugiados (Comar) indebidamente lo entrevista en la estación migratoria o por teléfono; el menor de edad debe estar en un albergue y las entrevistas deben ser presenciales en esas instalaciones, para advertir realmente cuál es la situación de esa persona y actuar en consecuencia.

Otro problema, dijo, se presenta cuando los menores migrantes han obtenido la protección del país y son reconocidos como refugiados, y contra la lógica tienen que permanecer a puerta cerrada en un albergue hasta los 18 años; en estos casos la CNDH recomienda que se empiece a utilizar la figura de “familia de acogida”.

La Comar, puntualizó, debe priorizar los casos de niñez migrante no acompañada y explorar opciones de alojamiento para esos infantes, y al DIF se le pide habilitar espacios para alojamiento de esa niñez en sus albergues y elaborar inmediatamente un diagnóstico al respecto.

Al Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) le corresponden funciones diferentes, en coordinación con otras instituciones, como todo lo que tiene que ver con la inversión pública y el presupuesto.