Concepción Ocádiz  | Viernes 7 de julio de 2017 | El Sol de Tulancingo |

Tulancingo, Hidalgo.- “Hay mucha gente que piensa que pedimos dinero para el vicio, pero no, solo queremos ahorrar para llegar a Estados Unidos”, dice Leibner.
El ha estado, con su mujer e hijos, en Tulancingo, pero igual en otros municipios, tratando de subsistir y hasta ahorrar un poco, para seguir su camino de migrante.
Sin duda, es una de las muchas historias de hombres y mujeres que llegan de centro y sudamérica a Hidalgo.
Uno de los sitios donde más llegan es a Atitalaquia, en la región de Tula, pero de ahí, recorren otros puntos de la entidad.
“No es donde naces, sino donde la pases”, agrega el varón de 27 años quien espera pronto ya llevar a sus hijos a cruzar la frontera para que lleguen con su abuela, aunque él se regrese.

MUCHOS QUIEREN SEGUIR LLEGANDO A EU
Hacen escala en esta tierra, para luego emprender el rumbo hacia la tierra que dirige Trump.
Aunque hay endurecimiento en las políticas migratorias, todavía siguen buscando el mal llamado “sueño americano”.

TERRIBLES ODISEAS
El entrevistado, quien luce con un pantalón corto, y mostrando una gorra para que en ella le depositen dinero, dice que hace 3 meses que llegó de Honduras.

Allá están en crisis, están sufriendo, dice, porque no hay empleo, no hay ingresos, no hay comida, pero es un asunto que parecieran vivir varios de los países de este continente.

Respetuoso, extiende su mano, y tiene a su hijo a un lado, mientras en otra esquina está su mujer con su pequeña, haciendo lo mismo.

El pide dinero para vivir, para la comida.
Él no sabe de penas, más que las del alma, y las de la frustración por no darle una mejor vida a su familia.
A él no le da pena pedir dinero.

Pero tiene sueños: quiere trabajar pero por su condición de trabajo, no le dan empleo.
Viajaron en La Bestia, pero antes para llegar a esta tierra azteca, tuvieron que cruzar a Chiapas, ¿cómo? Sólo él sabe a todo lo que expuso, pero cuando narra cómo quisieron “pasarse con su esposa”, le cambia el semblante, entre odio, enojo y valentía.

“Les aventé a unas piedras, no permitiría que le hicieran daño”.

SU TRAVESÍA EN LA BESTIA
Tomó La Bestia en Arriaga, ciudad al sudoeste del estado chiapaneco. Para luego subir y bajar por todos lados, por donde pasa el tren.
Dice que son pocas mujeres que viajan en el también Caballo de Troya, pero igual pequeños, quienes tienen que esconderse entre los vagones, pues la “Ley de la Selva” se aplica ahí.

A él no le dio morir en ese ferrocarril, sino lo que temió fue por sus hijos y su mujer.
Hombres que llegan armados, y otros más que van a bordo de los vagones, donde todos tienen que estar “a las vivas”.
Viajar en este medio, es lo único que pareciera garantizar el paso de manera económica, pero los riesgos, agrega, son letales.

Es el tren de la vida y la esperanza de muchos, pero igual de la muerte. Mucha gente no llega al destino: ya sea porque se caigan, se peleen y pierdan la batalla, o sean interceptados por gente armada, agrega.

FENÓMENO MIGRATORIO DE ALTO RIESGO
El fenómeno migratorio de los centroamericanos es, sin duda, muy complejo, como el de los mexicanos hacia Estados Unidos.
Se sabe que entre principales expulsores en Centroamérica destacan: Guatemala y Honduras.