|NACIONES UNIDAS|10 DE JUNIO DE 2020|FUENTE: ONU |

Tal como  la pandemia del COVID-19, la crisis climática es una amenaza existencial. Y al igual que el virus, los gases de efecto invernadero son invisibles y permanecen siempre presentes en nuestro entorno natural. Sin embargo, a diferencia del COVID-19, no podemos esperar encontrar una vacuna contra el cambio climático.

Este año ha estado marcado por la amenaza de un nuevo coronavirus y los sacrificios de la sociedad para combatirlo, con una determinación y voluntad política que ha faltado en la lucha contra el cambio climático.

Llevar a cabo las medidas de sanidad, ha ayudado a aplanar la curva en muchos países, pero ha impactado sustancialmente la actividad económica en todo el mundo.

Con toda la atención centrada en la batalla del coronavirus, nos hemos olvidado de  los cambios en curso en el clima de nuestro planeta, y al igual que la pandemia de coronavirus, la crisis climática es una amenaza existencial, y sus gases de efecto invernadero son invisibles y permanecen siempre presentes en nuestro entorno natural.

¿Por qué los líderes mundiales han estado menos decididos en la lucha contra el cambio climático? ¿Por qué los gobiernos no detallan en las reuniones de prensa de emergencia las acciones urgentes que están tomando para salvar el planeta?

La razón se debe a una diferencia fundamental: el coronavirus podría infectar inmediata y potencialmente matar a cualquier persona expuesta a él, mientras que los gases de efecto invernadero están destruyendo lentamente el planeta y amenazando gradualmente nuestra supervivencia durante décadas.

El impacto humano sobre el clima se acumula durante décadas y desentrañar el daño lleva el mismo tiempo. Podemos apagar el horno de inmediato, pero el calor acumulado continuará cocinándose durante horas.

Tenemos mucho en qué reflexionar. Comprender nuestros éxitos en la lucha contra la pandemia de coronavirus puede proporcionar una idea de cómo podemos enfrentar no solo las amenazas a nuestra salud personal sino también los ataques a la salud de la Tierra, la fuente de toda vida.

Combatir la pandemia de coronavirus nos obligó a cada uno de nosotros a hacer nuestra parte, cambiar nuestros hábitos y rutinas diarias y hacer sacrificios personales.

Si podemos convencernos de hacer lo mismo en la lucha contra la crisis climática, finalmente lo haremos.