| CIUDAD DE MÉXICO| 17 DE JULIO DE 2020 | POR JORGE G. CASTAÑEDA | FOTO: GUILLERMO ARIAS |  

Las cifras de detenciones en la frontera entre México y Estados Unidos publicadas hace unos días por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) revelan un cambio de tendencia altamente significativo como ha dicho en muchas ocasiones, estas cifras no indican el monto de personas que entran en Estados Unidos sin papeles, ya que un número importante ingresa sin ser detenido y deportado. Tampoco se muestra el total de personas detenidas, dado que algunas pueden ser arrestadas varias veces al intentar cruzar la frontera en múltiples ocasiones. Pero nos dan una buena idea de lo que sucede.

Las cifras de junio revelan tres cambios importantes que tuvieron lugar en abril. En primer lugar, por primera vez desde mediados de 2019, la tendencia es claramente ascendente. Después de una cierta tendencia al descenso, en junio la cifra fue 40% superior a la de mayo que a su vez estuvo 36% por encima de abril. Todo indica que la brutal contracción económica en México a partir de mediados de marzo debido a la pandemia del covid-19 contribuyó de manera importante a este aumento. De confirmar esta tendencia en los meses que vienen, y acerca de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, nos encontramos ante una posible nueva crisis migratoria entre los dos países.

En segundo lugar, ya diferencia de lo sucedido desde finales de 2018 y en todo 2019, más del 95% de los adultos solos que son detenidos por las autoridades estadounidenses son mexicanos.

Desde hace un par de años, la mayoría de los migrantes interceptados eran centroamericanos, aunque la nacionalidad individual con mayor número de detenidos seguía siendo la mexicana. Seguramente como resultado de las políticas punitivas, restrictivas y disuasivas puestas en práctica por el gobierno mexicano y lo que fueron impuestas por los Estados Unidos, la cifra de migrantes centroamericanos ha disminuido.

Sin embargo, el corolario de esta tendencia es que para las autoridades mexicanas va a resultar más difícil de evitar la salida de ciudadanos mexicanos que de centroamericanos. No es sencillo utilizar el Ejército para prohibir por la fuerza el movimiento y la circulación de los nacionales.

En tercer lugar, la información utilizada por DHS muestra cómo ha producido un cambio en estos meses en el tipo de migrante detenido. Si hasta marzo se -sobre todo- de familias enteras con menores de 18 años, ahora la mayoría de los arrestados son varones, mayores de edad y sin familia. Esto de nuevo subraya la «remexicanización» de los flujos migratorios, ya que tradicionalmente, el perfil del migrante mexicano era: hombres solos, más bien jóvenes, pero no menores de edad.

¿A qué se le puede atribuir esta incipiente transformación, y qué tan duradera puede resultar? Es probable que el proceso haya sido arreglado a finales del año pasado, incentivado a la vez por la recesión económica de 2019 en México, sobre todo el segundo semestre, y por el auge más largo de la economía de Estados Unidos en décadas. A partir de abril, la economía económica en México tal vez aceleró la tendencia, y el cierre escalonado de la economía del país norteamericano no la detuvo. Si la apertura de la economía de Estados Unidos se mantiene y la caída en México persiste, es muy probable que la tendencia siga. Seguramente no alcanzará los niveles de principios de este siglo, pero no será despreciable. Esperemos reacciones de diversos círculos estadounidenses en los próximos tiempos.