MÉXICO. ANA LANGNER. 06/08/21.

“Después de dos años y ocho meses de búsqueda logramos encontrarla”, relata Sergio, quien forma parte de un colectivo de familias que buscan a personas desaparecidas en México. Tras una larga espera y complejos recorridos dio con el paradero de su hija. Desafortunadamente, ella había fallecido.

A él y a su esposa tener noticias de su niña les cambió totalmente la vida: “se vuelve uno otra familia, otra persona. Cuando uno no sabe, está muerto en vida: no quieres comer, no puedes dormir. Tu idea es buscarla, buscarla, buscarla… hasta encontrarla”.

Para Sergio y su compañera el proceso fue duro y las respuestas tardaron en llegar. Ellos pudieron reunirse con su hija fallecida casi tres años después de reportar la desaparición, a pesar de que su cuerpo llegó con las autoridades forenses tres meses después de iniciada su búsqueda. “Siempre nos dijeron que no había una persona con esas características”.

Su historia es reflejo de los obstáculos para la identificación de un ser querido que una familia puede enfrentar. Cada persona no identificada está desaparecida para alguien, exista o no una denuncia o un registro.

En México a la fecha hay a la fecha más de 90,000 personas desaparecidas y no localizadas, según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO). Un diagnóstico elaborado en 2019 entre la Secretaría de Gobernación y la Fiscalía General de la República arrojó que existían al menos 38 mil cuerpos sin identificar y de acuerdo con registros oficiales, entre el 1 de diciembre de 2018 al 30 de junio de 2021 se habían identificado 1,749 fosas clandestinas, de las cuales se han recuperado 3,025 cuerpos.

Son varias las razones que dificultan que las personas sean identificadas y puedan regresar con sus familias; una de las más importantes es la falta de homologación en las prácticas forenses e intercambio de información a nivel nacional e internacional.

La dificultad puede aumentar dependiendo de diversas situaciones: por ejemplo, cuando el fallecimiento ocurre en un lugar lejos del hogar, como en el caso de las personas migrantes; cuando es el resultado de eventos masivos con gran número de afectados, heridos y fallecidos; o porque los cuerpos pueden ser encontrados años después en diversas circunstancias, incluso inhumados clandestinamente, expone Yarimar Ruiz Orozco, coordinadora nacional forense para México del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

Otra de las razones —explica la también doctora en Identificación Humana— se relaciona con la imposibilidad de los familiares de acceder y hacer parte del proceso de búsqueda e identificación, bien sea porque las instituciones a cargo no los incluyen en el proceso o porque, en el caso del fenómeno migratorio, no existe un mecanismo para transmitir la información dada por los familiares de la persona desaparecida al país en donde se supone se encuentra la persona fallecida.

https://www.animalpolitico.com/en-clave-humanitaria/derecho-a-ser-buscado-e-identificado-el-camino-por-delante/