POR:MARÍA PEÑA16 JUNIO 2017

MIAMI.- Desde la cuna del exilio cubano, el presidente Donald Trump firmó este viernes una directriz que frena el deshielo iniciado por la Administración Obama, al restablecer algunas restricciones de viajes y comercio con Cuba, e instó a las autoridades cubanas a que cese la represión de disidentes y adopte reformas para una apertura política y económica.

Trump recibió un baño de multitudes en el emblemático “Manuel Artime Theater”, en La Pequeña Habana, durante un discurso en el que ofreció un firme apoyo al pueblo cubano, condenó los abusos del régimen castrista y delineó su nueva política hacia la isla.

Trump condenó el “trato unilateral” de su antecesor, Barack Obama, y prometió exponer “los crímenes del régimen de (del presidente Raúl) Castro”.

“Estoy cancelando el trato completamente unilateral de la última administración”, dijo Trump, ávido de borrar toda huella del legado de Obama.

Desde que llegó al poder en 2009, Obama adoptó medidas para la flexibilización de las restricciones de viaje y comercio a Cuba, y en diciembre de 2014 anunció el deshielo entre ambas naciones, que condujo al restablecimiento de las relaciones diplomáticas el año pasado.

La política de apertura cuenta con apoyo de buena parte del empresariado, líderes demócratas y algunos republicanos del Congreso, y diversos grupos cívicos en todo EEUU.

Pero no es la visión que comparte Trump, quien prometió durante la contienda tomar medidas de presión contra Cuba.

“Ellos (la Administración Obama), hicieron un trato con un gobierno que propagó la violencia e inestabilidad en la región, sin obtener nada a cambio… esos días se acabaron. La flexibilización de viajes y comercio de la anterior Administración no ayuda al pueblo cubano, solo enriquecen al régimen cubano”, afirmó Trump.

Trump envió un mensaje directo al gobierno cubano, al que hizo un llamado para que “ponga fin al abuso de disidentes, suelte a los prisioneros políticos, deje de encarcelar a gente inocente” y adopte medidas que fomenten las “libertades políticas y económicas”.

Asimismo, Trump urgió al gobierno de La Habana a que regrese a la mesa de negociaciones “con un nuevo acuerdo que sea en el mejor interés de su gente y de nuestra gente”.

El mandatario también pidió la extradición de fugitivos de la Justicia estadounidense, como Joanne Chesimard (Assata Shakur), una antigua activista del grupo “Black Panthers”, condenada en 1977 por la muerte de policía en Nueva Jersey.

Los departamentos de Estado y del Tesoro elaborarán en los próximos meses los nuevos reglamentos para la nueva política exterior de Trump hacia Cuba, pero la Casa Blanca no ha precisado un cronograma.

Trump también ha ordenado al secretario de Estado, Rex Tillerson, a que forme un grupo de trabajo para evaluar formas de expandir el acceso a internet en la isla.

La directriz tiene la impronta de líderes cubanoamericanos en el Congreso, como el senador republicano por Florida, Marco Rubio, quien viajó con Trump al evento en Miami.

“Hace año y medio, un presidente americano (Obama) aterrizó en Habana y estrechó su mano al régimen. Hoy, un nuevo presidente aterriza en Miami para estrechar su mano al pueblo de Cuba”, dijo Rubio.