Por Especial  | 5 julio, 2017 |CÉSAR MARTÍNEZ | AGENCIA REFORMA  | Ciudad de México

Durante 2016, 5 mil 239 personas que dejaron sus lugares de origen fueron víctimas de algún delito en su paso por México, reportó la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (Redodem).
Conformada por 23 albergues, casas de refugio y comedores distribuidos en 13 estados del país, la Redodem presentó su informe 2016 Migrantes en México: recorriendo un camino de violencia. El robo fue, por mucho, el delito más reportado, con 4 mil 342 incidencias, seguido de lesiones físicas en 215 casos, extorsiones en 166 y secuestros en 141. Chiapas acaparó 27.92 por ciento de los hechos violentos, Oaxaca 21.76 y Veracruz 16.61 por ciento.

De acuerdo con el estudio, la incidencia en esos estados podría deberse a su ubicación geográfica. Sobre quién atenta contra las personas en movilidad, los migrantes señalaron en mil 688 ocasiones a particulares y en mil 597 veces a pandillas.

También señalaron a agentes del Estado en 921 casos, principalmente de la Policía federal, seguidos de autoridades municipales.  En tercer lugar se ubicó a cuerpos de seguridad que los migrantes no pudieron identificar y finalmente a personal del Instituto Nacional de Migración.

En total, el conjunto de albergues, casas y comedores atendieron el año pasado a 43 mil 234 personas, de las cuales más de la mitad provenían de Honduras y 8 por ciento eran mexicanos que dejaron sus comunidades.
“Es importante aclarar que la población mexicana tiene una presencia significativa en nuestros albergues, resulta evidente que las casas de migrantes son lugares seguros tanto para los extranjeros como para los mexicanos”, destacó durante la presentación del informe Alonso Hernández, director del albergue FM4, de Guadalajara, Jalisco.

“También están sujetos a la alta peligrosidad que existe en el tránsito, tanto por la delincuencia organizada y los cárteles de la droga, así como por la corrupción en las autoridades mexicanas.”

En cuanto al perfil del migrante el año pasado, prácticamente nueve de cada 10 fueron hombres, mientras que 54 por ciento del total de personas atendidas se ubicó en el rango de entre 18 y 30 años.

Para Arturo González, director del Servicio Jesuita a Migrantes, esos datos revelan que la política migratoria mexicana es de desprecio y criminalización.

“La política migratoria en México opera bajo una perspectiva centrada inamoviblemente en la seguridad nacional y regional, presionado por el exterior, lo que ha generado una militarización de todo el territorio, impulsando una estrategia de persecución, violencia y miedo como mecanismos disuasivos y perversos contra los migrantes y sus familias”, acusó.

González agregó que de 2014 a la fecha se ha visto una mayor violencia contra migrantes, así como incremento de operativos y detenciones que en lo público son pacíficas, pero en privado son violentas.