Por: Sergio Rincón |Publicado: sep 23, 2017 |

ESTADO DE MÉXICO.- Jóvenes centroamericanos que integran la llamada ‘brigada migrante’ querían tomar sus picos y palas, remover escombros y rescatar a personas de manera empírica, como lo habían hecho en el sureño estado de Oaxaca, pero tras el terremoto de 7.1 decenas de socorristas expertos y miles de brigadistas ya estaban trabajando en los edificios colapsados en la Ciudad de México.

Los migrantes tuvieron que reacomodar sus planes y cubrir otro frente, así que emprendieron un viaje a los poblados que rodean la capital del país. Fue ahí donde se encontraron con comunidades, cuyas casas, las que quedaron en pie, apenas si se sostienen con maderos. Algunas se convirtieron en ruinas, y a tres días del terremoto los escombros siguen en las calles.

Los centroamericanos llegaron a San Juan Tepecoculco, Estado de México, a 50 millas de la capital del país. Ahí no hubo reportes de muertes, pero cerca de 450 casas quedaron afectadas, así que los integrantes de la ‘brigada migrante’ comenzaron a levantar escombros y a sacar muebles y electrodomésticos de casas que se encontraban gravemente dañadas.

“Nos reportan que no hay personas atrapadas, solo son daños en las casas. Sabemos que para los damnificados lo que les quedan son su pertenencias, sus recuerdos y por eso tratamos de salvar un poco de lo que tienen”, dijo Oscar Escobar, un migrante que piensa quedarse en México para brindar su apoyo luego del sismo ocurrido esta semana, el cual dejó cerca de tres centenares de muertos.

Se trata de jóvenes originarios de Guatemala, El Salvador y Honduras, quienes se encontraban en el albergue Hermanos del Camino de Oaxaca cuando ocurrió el primer terremoto del 7 de septiembre.

El equipo de centroamericanos decidió dividirse en tres: unos se quedaron en el municipio oaxaqueño de Ixtepec, otros se fueron al estado de Morelos y otro más recorren las zonas de la periferia de la Ciudad de México.

“Al ver tanta destrucción, los hermanos migrantes nos organizamos y decidimos salir. Nosotros sabemos lo que es quedarse sin nada, por eso queremos ayudar”,dijo Mainor Sánchez, originario de Honduras.

El guatemalteco Cristian Franco explicó que durante las labores fueron aprendiendo de los rescatistas conocidos como ‘topos’, y por eso consideran que ellos pueden ser útiles en los rescates.

Por ahora son estos migrantes quienes recorren los poblados que rodean a la Ciudad de México para ofrecer su ayuda, pues como refirieron: “Aquí también hacen falta manos”.

En San Juan Tepecoculco no hay maquinaria, ni miles de voluntarios con guantes y cascos levantando los escombros, aquí solo está la gente campesina tratando de reponerse por sus propios medios.

La ayuda llega de todas partes
Tras el sismo de 7.1, decenas de rescatistas, brigadistas y voluntarios extranjeros comenzaron a trabajar mano a mano con los mexicanos, sumando su experiencia, sus conocimientos, su tecnología, sus perros rastreadores y su entrega. Pasados cuatro días del temblor, las brigadas de rescate y remoción de escombros continúan en la Ciudad de México, donde se ha centrado la mayor parte del auxilio.

Cientos de rescatistas llegados de Alemania, España, Japón, Chile, Colombia, Ecuador, Israel y de otras naciones lejanas han asistido varias zonas de desastre en esta urbe. Se abren paso entre multitudes de voluntarios que les aplauden y los asisten en lo que haga falta, inclusive para hacer traducciones para la comunicación entre los expertos y militares o elementos de la Marina de México, quienes están al frente de las operaciones.

“No importa el idioma que hablemos, nosotros (los rescatistas extranjeros o mexicanos) tenemos nuestro lenguaje universal y así nos comunicamos para recuperar a las personas”, dijo un socorrista de Panamá, antes de entrar en labores en el edificio colapsado en la calle Álvaro Obregón, una de las construcciones más afectadas por el sismo.

El gobierno de Ciudad de México registró la llegada de estos equipos, quienes arribaron con toneladas de herramienta y aparatos de búsqueda. El grupo isrelí trajo esperanza a familias mexicanas, pues de acuerdo con el diario Milenio, cuentan con un aparato de radiolocalización térmica que ha permitido ubicar a personas con vida.

En la calle de Puebla, de la colonia Roma, los cuerpos de dos mujeres siguen sepultados en los escombros de un laboratorio donde había sustancias químicas. Univision Noticias documentó cuando se iniciaron las maniobras con maquinaria, pero los familiares de las víctimas se opusieron. Momentos después, los equipos de Ecuador y Japón llegaron con drones, equipo, perros para realizar el trabajo de manera manual.

“No han parado, han trabajado muchísimo”, dijo Leticia Rojas, hermana de Guadalupe, una empleada en ese laboratorio.

En la capital mexicana se han rescatado al menos a 69 personas, y pese a que han transcurrido cuatro días de ocurrido el sismo, la esperanza de aumentar esa cifra continúa latiendo.

Casi 50 edificios colapsaron en la Ciudad de México, en algunos de ellos ya hubo un total levantamiento de escombros y se terminaron labores. Fue el caso de las ruinas de una fábrica de textiles en el centro de la capital. Al término de búsqueda, los restatistas japonenes acompañaron a sus pares y voluntarios mexicanos a entonar el himno nacional.