MÉXICO| 2 DE JUNIO DEL 2020| FOTO: ARCHIVO
POR: VÍCTOR CHÁVEZ
Un estudio del Colegio de la Frontera Norte (CFN) advierte que, enmedio del país con semáforo rojo, la vulnerabilidad de los más de 25 mil migrantes “estancados” en la frontera de Estados Unidos con los estados de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, representan un verdadero y grave “foco rojo” de infección del COVID-19 para todo el país.
Señala que entre los que esperan que piensan cruzar a Estados Unidos, los que son devueltos por la patrulla fronteriza y los que están en espera de asilo atiborran las estaciones migratorias, campamentos y los diversos refugios y albergues que -sin recursos- se apoyan sólo de donaciones y del sector religioso.
Alerta que, una vez saturados los refugios, los migrantes son enviados a otras partes del país, a Sonora, a Durango, Zacatecas o devueltos a Tabasco o Chiapas, sin tomar en cuenta que son casos de amplio peligro de contagio por todas esas entidades.
Se asegura que han detectado al menos 220 casos de contagio entre los 31 mil migrantes detenidos en los centros de detención en Estados Unidos, y que entre los centros más afectados están los de Texas y Arizona.
Se indica que “los Estados Unidos han facultado a la patrulla fronteriza para procesar y deportar migrantes ´en el campo´, sin realizarles exámenes médicos, lo que ha resultado en un proceso de expulsión que dura en promedio 96 minutos”.
“La deportación de migrantes a México por parte de Estados Unidos de forma unilateral, rápida y a altas horas de la noche dificulta el seguimiento y la revisión médica de estos migrantes, e incrementa la posibilidad que personas contagiadas están ingresando al país sin el conocimiento o revisión de las autoridades mexicanas”, refiere el documento.
Además, en los albergues, ante condiciones de descontrol de los grupos de población, se pueden facilitar los contagios por situaciones de riesgo, como hacinamiento, falta de higiene, limpieza (tanto de las personas como en los espacios); salida de los albergues (para trabajar o durante el día para regresar por la noche); falta de aplicación de protocolos sanitarios; también la movilidad de los trabajadores de los albergues facilita su probable contagio y de sus familias”.
Se resalta que tan sólo “Tamaulipas representa la entidad que más repatriados recibe (33%), como fue el caso durante el año 2019, con una cifra de 12,425 personas llegando durante los meses de enero y febrero de 2020. El gobierno de Tamaulipas reportó tener 13 mil migrantes, nacionales y extranjeros, de los cuales fueron aislados 15 casos positivos de COVID-19 en Nuevo Laredo y uno en Reynosa. Para mediados de abril de 2020, los gobiernos de la región continuaban esperando que el gobierno federal reubicara a los migrantes a otras partes de la República con el argumento de evitar una crisis de salud pública en el noreste”.
Un ejemplo que se expone es el de los casos de una migrante centroamericana con sospechas de COVID-19, que fue deportada por Piedras Negras y las autoridades mexicanas la llevaron a la estación de Saltillo sin ninguna protección; y el de un hondureño también con posibles síntomas, que viajaba en un autobús que llevaba migrantes de Piedras Negras a Villahermosa Tabasco.
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