A pesar de la caída en el número de llegadas, la probabilidad de que las personas que quieren llegar a Europa mueran en el intento sigue siendo alarmantemente alta.

GINEBRA, Suiza, 24 de agosto de 2017 (ACNUR) – Un reciente informe de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, muestra una disminución en el número de refugiados y migrantes llegados a Europa en el primer semestre de 2017.

No obstante, la falta de vías legales disponibles sigue forzando a muchas personas a recurrir a redes de traficantes y de trata de personas sin escrúpulos, corriendo el riesgo de perder la vida y de sufrir graves abusos.

Según el informe, el número global de llegadas a través del Mediterráneo se redujo considerablemente en la primera mitad de este año en comparación con el mismo período de 2016, debido principalmente a una disminución del 94% en el número de personas que recurrieron a la ruta marítima de Turquía a Grecia. Por otra parte, las llegadas desde el norte de África a Italia se mantuvieron en un nivel similar al del pasado año (83.752 personas a finales de junio; aunque desde entonces el ritmo de llegadas ha ido disminuyendo).

A pesar de la caída en el número de llegadas, la probabilidad de que las personas que quieren llegar a Europa mueran en el intento sigue siendo alarmantemente alta. El informe indica que unas 2.253 personas murieron o desaparecieron en el mar, y al menos 40 murieron en las rutas terrestres en o cerca de las fronteras europeas. La mayoría de los viajes se realizan de forma clandestina, por lo que resulta difícil confirmar estas informaciones y estos cálculos aproximados no dejan de ser conservadores. La violencia y los abusos cometidos a lo largo del viaje, sobre todo en Libia, son moneda corriente.

«Tomar medidas para reducir el número de refugiados y migrantes que llegan a Europa es moralmente inaceptable si al mismo tiempo no se redoblan las medidas para el restablecimiento de la paz, el desarrollo y vías legales complementarias», declaró el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi. «No podemos permitirnos ignorar los abusos que están claramente teniendo lugar simplemente porque ocurren fuera de nuestra vista».

El informe dice que muchos de los migrantes y refugiados que han llegado a Italia desde Libia han sobrevivido a peligrosas travesías por el desierto, a abusos –violencia sexual, tortura- y a secuestros a cambio de un rescate. En el mar, la probabilidad de morir en la ruta hacia Italia es una por cada 39 personas.

Y, si bien muchas personas emprenden el viaje en busca de una vida mejor, hay miles que están huyendo de la persecución y de la violencia en sus países de origen. Unos 11.400 de quienes llegaron a Italia en la primera mitad del año eran menores no acompañados o separados de sus familias. Muchos recién llegados, entre ellos niños, han sido víctimas de la violencia sexual o de la trata de seres humanos. En total, más del 40 por ciento de los solicitantes de asilo en Italia entre enero y junio eran personas en necesidad de  protección internacional.

El informe de ACNUR también muestra un aumento en el número de llegadas a España, con 9.500 desde principios de enero, principalmente por mar, en comparación con las 4.936 correspondientes a los primeros seis meses de 2016.

Respecto a la vía terrestre, también continuaron los desplazamientos por toda Europa durante la primera mitad de 2017, aunque a un nivel muy inferior al del mismo período del año pasado. Las personas que se trasladaban irregularmente desde Grecia y Bulgaria denunciaron abusos a manos de contrabandistas, así como golpes y ataques de perros policía. Además, se habrían registrado robos y secuestros a cambio de rescates por parte de traficantes de seres humanos.

Durante el período que cubre el informe, ACNUR y sus socios han seguido recibiendo denuncias de devoluciones automáticas por parte de autoridades de algunos países como Bulgaria, Croacia, Grecia, Hungría, Rumania, Serbia, España y la Antigua República Yugoslava de Macedonia. También se recibieron denuncias de uso de violencia y denegación de acceso al procedimiento de asilo. Si bien algunos Estados han adoptado medidas para abordar ese tipo de situaciones, como por ejemplo mediante la investigación de las denuncias de abusos contra los derechos humanos en las fronteras, el informe señala que son necesarias más medidas.

El informe señala que hace falta un mayor compromiso para garantizar la protección y buscar soluciones, dirigidas también a aquellos que se están desplazando y que aún no han llegado a Libia. También señala la necesidad de poner en marcha medidas concretas para hacer frente al tráfico y la trata de seres humanos. Estas medidas deben ir acompañadas de más vías seguras y legales, como por ejemplo más plazas de reasentamiento y programas de reunificación familiar más amplios y flexibles. Esto es crucial si queremos proteger a los refugiados y a los migrantes de las redes criminales, disminuir su dependencia de las redes de tráfico de seres humanos y reducir los abusos y el número de muertes.