Guillermo D. Olmo |  BBC Mundo

Hacía mucho que los guardacostas españoles no tenían tanto trabajo. Sólo el miércoles rescataron en el Mediterráneo a 600 personas. Y es que España está volviendo a ser ruta prioritaria en la búsqueda del sueño europeo para miles de migrantes.

Según la Organización Internacional de las Migraciones, este año llegaron ya más del triple de inmigrantes irregulares que en todo 2016.

Las cifras indican que, después de algunos años de relativa calma, las autoridades españolas vuelven a tener un problema en su frontera sur.

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«España se va a disparar como destino, es algo que se ve venir desde hace tiempo», le dijo a BBC Mundo Óscar Camps, director de la ONG Proactiva Open Arms, que se dedica al rescate de inmigrantes en el Mediterráneo.

Para entender las posibles causas, hay que mirar a Marruecos, de donde salen la mayoría y cuya colaboración España reconoció en los últimos años como crucial para mantener este asunto bajo control.

Iván Martín, investigador de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, señala que «es evidente que, si los marroquíes no quieren, lo de los últimos días no pasa».

Son varias las posibles razones que contempla este experto para el cambio de actitud marroquí. «Puede que al haber tenido que destinar más efectivos de la Gendarmería a controlar las protestas en la región del Rif, tengan menos recursos en las fronteras».

El Rif, al norte del país magrebí, ha sido el escenario de continuas manifestaciones contra el gobierno en los últimos meses.

Otra posibilidad, indica Martín, es que Rabat haya rebajado su celo para aumentar su presión sobre la Unión Europea, con la que mantiene varios litigios.

El pasado mes de diciembre, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictó una sentencia que excluyó los productos agrícolas procedentes del Sáhara Occidental del acuerdo comercial UE-Marruecos.

La resolución indignó al reino alauí al negar su soberanía sobre la antigua colonia española, principio incuestionable para Rabat.

El enojo lo dejó claro el ministro de Agricultura, Aziz Akhanouch, cuando el pasado febrero lanzó una clara advertencia: «Cualquier impedimento a la aplicación de este acuerdo es un riesgo real de reanudación de los flujos migratorios que Marruecos ha conseguido mantener bajo control».

Según Martín, el ministro es un hombre muy próximo al rey Mohamed VI y una de las figuras más influyentes de Marruecos. Sus palabras no deben tomarse a la ligera.

Menos si se tiene en cuenta que la sentencia de la discordia sentó un precedente que podría ser de aplicación también en el acuerdo sobre pesca que ambas partes habrán de renegociar en los próximos meses.

La ruta libia
Pero no es la marroquí la única de las claves. Los datos españoles subieron al mismo tiempo que se rebajaron sustancialmente los de Italia.

Pese a que Italia sigue siendo con diferencia el destino más habitual, según Frontex, la agencia de la Unión Europea para la vigilancia fronteriza, sus cifras se redujeron en un 57%, mientras que las de España se triplicaron.

Las fronteras españolas experimentan la mayor presión desde 2009. Las italianas volvieron a los niveles de 2014.

Esto podría indicar que España está sufriendo lo que sucedió otras veces, que el cierre de alguna de las rutas intensificó el tráfico en otra.

Sin embargo, Izabella Cooper, portavoz de Frontex, señaló: «No tenemos ningún indicio de que el aumento de la presión migratoria en España esté relacionada con el descenso en el Mediterráneo central».

Sí contemplan esa posibilidad en la Organización Internacional de las Migraciones, dependiente de Naciones Unidas. Su portavoz, Joel Millman dijo a la BBC que «el cierre de la ruta libia podría haber empujado a algunas de las personas rechazadas a intentar itinerarios alternativos».